Gloriosísimo Príncipe de la Corte Celestial
y excelentísimo San Gabriel,
primer ministro de Dios,
amigo de Jesucristo
y muy favorecido por su Santísima Madre,
defensor de la Iglesia
y abogado de los hombres,
pues tanto favorecéis a vuestros
devotos,
haced que yo os sepa amar y servir.