¡Oh ángel de pureza candorosa
y serafín de santa caridad!,
gloriosísimo y bendito San Cono,
nosotros humildes devotos tuyos,
te presentamos el afecto más sincero
que nace de lo más profundo del corazón.
Tú que, anunciado milagrosamente,
naciste para ser ejemplo de perfecta
caridad;
tú, que al candor de la inocencia
bautismal
y a la angelical vida de pureza y
humildad,
supiste unir los rigores de la más
austera penitencia;
tú, que en la flor de los años
buscaste en el claustro retiro y
soledad
para consagrarte, servir y a Dios encontrar;
tú que a pesar de tan corta estancia
en la tierra,
pero adornado con grandes y maravillosas virtudes,
supiste llegar a la cumbre de la
perfección y santidad;
tú que incluso después de la muerte
hiciste brillar tu poder obrando
milagros,
no nos dejes sin tu ayuda y auxilio,
te rogamos encarecidamente
bondadoso y venturoso san Cono,
concedas mediante tu santa intercesión
satisfactoria y pronta solución
a esta necesidad que tanto nos preocupa
y nos produce ahogo y angustia: