Virgen sin comparación Madre del verbo Divino
échame tu bendición y guíame por
buen camino.
¡Glorioso señor Santiago, discípulo y
gran apóstol!
la Cruz de Jerusalén vaya delante de mí
y el Señor que murió en ella hable y
responda por mí,
y aleje los corazones que
estuvieran en contra de mí.