Señor y Dios
nuestro Padre Bondadoso,
que llamaste al
desierto a san Onofre
para que te
sirviera con una vida santa
y fuera nuestro
intercesor ante ti;
haz que, desde lo
más profundo de mi alma,
llegue, hasta tu
divina Misericordia,
el arrepentimiento
sincero de mis culpas.