Hacer en la frente de la persona el signo de la Cruz
(con el pulgar de la mano derecha)
y decir en alta voz:
Con la Sangre Preciosa de Jesús,
he roto mis cadenas,
con la preciosa Sangre de Cristo
he roto mis cadenas,
con la preciosa Sangre de Cristo
sello esta limpieza, esta sanación,
que Tú Padre Dios
que Tú Padre Dios
acabas de hacer en mí.