Virgen María,
tú que viste fluir del cuerpo de Jesús
la sangre bendita
con que Jesús tu hijo me redimió,
y ofreció para el perdón de mis pecados.
Tu, bendita virgen María,
que sentiste un dolor muy grande
por la sangre que vertió toda su cara,
por la sangre que brotaba en todo su cuerpo,
por los latigazos recibidos,
esa sangre que broto de sus manos y sus pies,
cuando traspasaron los clavos,
esa sangre que broto de su costado,
cuando le atravesaron la lanza.
Por esa sangre
te entrego todas mis preocupaciones
para que unidas al dolor tuyo y de Jesús,
alcance la gracia que espero de ti
por tu bondadosa intercesión:
(hacer la petición).
Amen.
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