¡Oh glorioso
Príncipe Miguel!,
custodio y
defensor de la almas,
que tu favor nos
ampare
y tu fortaleza nos defienda.
Bienaventurado san
Miguel,
encargado de establecer
la justicia divina y terrenal,
quien mejor que tú
conoce cuan terrible ha de ser
comparecer ante el Tribunal Divino.
Tú eres quien
introduce las almas
que han sido
acompañadas hasta allí por tus ángeles.
Tú asistes al
juicio de cada vida.
Sostienes la
balanza
mientras son pesadas en ella
las buenas y malas
obras
y escuchas la sentencia final.
Recurro a ti para
obtener una sentencia favorable
de la justicia
aquí en la tierra.
Disipa en mí, todo
temor ante el tribunal
que ha de juzgarme,
para que pueda yo
expresarme
con firmeza y claridad.
Claridad también
te pido para el tribunal,
para que sepan
juzgarme con benevolencia,
con justicia y con
equidad.
Lléname de
confianza en la Divina Misericordia,
e indúceme a
producir obras
que me aseguren
una sentencia favorable.
Oh Arcángel
Miguel,
Príncipe de la Milicia Celeste,
alcánzame un juicio favorable.
Que así sea y será.
Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Repetir la oración y los rezos tres días seguidos.
Repetir la oración y los rezos tres días seguidos.
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