
Te adoro, amable y
Santo Niño de las Suertes,
el más humilde y el más grande entre los
hombres;
el más pobre y el más rico,
el más débil y el más poderoso.
Te bendigo y te adoro,
porque Tú y solo Tú,
te has dignado descender hasta nosotros
te has dignado descender hasta nosotros
para ser nuestro modelo
en la práctica de todas las virtudes,
nuestro guía en las dificultades de la vida
en la práctica de todas las virtudes,
nuestro guía en las dificultades de la vida
y nuestro consuelo en los días de aflicción.
Te amo porque vienes a mí
con un amor misericordiosamente infinito y
generoso
que se anticipa a los tardíos impulsos de mi
corazón;
con amor paciente que me espera siempre
para amarme cada vez con más ternura.
Por eso, con el corazón lleno de
agradecimiento,
te adoro, te bendigo y te amo
con todo el fervor de mi corazón y confiadamente,
levanto mis ojos hasta ti,
mi Dios, buscando tu mirada llena de misericordia.
Tú nos has dicho:
“Pedid y se os dará”,
así pues, mira nuestra presente necesidad
y te solicitamos, con gran fervor,
que la remedies,
que la remedies,
de la manera que nos sea más provechosa
para nuestra vida y nuestra alma:
(hacer la
petición)
¡Nos entregamos a ti!,
santo Niño de las Suertes,
seguros de que no quedará frustrada
nuestra esperanza y que,
en virtud de esta promesa,
acogerás benignamente nuestras súplicas
y las despacharás favorablemente,
para mayor gloria tuya y por amor a nosotros.
Amén.
Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.
La oración y los rezos se hacen nueve días seguidos.
Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.
La oración y los rezos se hacen nueve días seguidos.
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