¡Santísimo Padre Nuestro!,
creador, redentor, consolador y salvador nuestro!
Que estás en los cielos:
en los ángeles y en los santos;
iluminándolos para conocer,
porque tú, Señor, eres la luz;
inflamándolos para amar,
porque tú, Señor, eres el amor;
habitando en ellos y colmándolos para gozar,
porque tú, Señor, eres el bien sumo,
eterno, de quien todo bien procede,
Santificado sea tu nombre:
clarificada sea en nosotros tu noticia,
para que conozcamos
cuál es la anchura de tus beneficios,
la largura de tus promesas,
la altura de la majestad
y la hondura de los juicios.
Venga a nosotros tu reino:
Venga a nosotros tu reino:
para que reines tú en nosotros por la gracia
y nos hagas llegar a tu reino,
donde se halla la visión manifiesta de ti,
el perfecto amor a ti, tu dichosa compañía,
la fruición de ti por siempre.
Hágase tu voluntad, como en el cielo,
también en la Tierra:
para que te amemos con todo el corazón,
pensando siempre en ti;
con toda el alma,
deseándote siempre a ti;
con toda la mente,
dirigiendo todas nuestras intenciones a ti,
buscando en todo tu honor;
y con todas nuestras fuerzas,
empleando todas nuestras energías
y los sentidos del alma y del cuerpo
en servicio, no de otra cosa, sino del amor a ti;
y para que amemos a nuestros prójimos
como a nosotros mismos,
atrayendo a todos,
según podamos, a tu amor,
alegrándonos de los bienes ajenos
como de los nuestros
como de los nuestros
y compadeciéndolos en los males
y no ofendiendo a nadie.
El pan nuestro de cada día:
tu amado Hijo,
nuestro Señor Jesucristo, dánosle hoy:
para que recordemos,
comprendamos y veneremos el amor que nos tuvo
y cuanto por nosotros dijo, hizo y padeció.
Y perdónanos nuestras deudas:
por tu inefable misericordia,
por la virtud de la pasión de tu amado Hijo
y por los méritos e intercesión
de la beatísima Virgen y de todos tus elegidos.
Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores:
y lo que no perdonamos plenamente,
haz tú, Señor, que plenamente lo perdonemos,
para que por ti amemos de verdad a los enemigos
y en favor de ellos intercedamos devotamente ante ti,
no devolviendo a nadie mal por mal,
y para que procuremos ser en ti útiles en todo.
Y no nos dejes caer en tentación:
oculta o manifiesta, imprevista o insistente.
Mas líbranos del mal:
pasado, presente y futuro.
pasado, presente y futuro.
Amen.
Hacer la petición y rezar el Credo y Gloria.
Hacer la petición y rezar el Credo y Gloria.
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