Os conjuro, espíritu rebelde,
habitante y arruinador de esta casa,
para que sin demora ni pretexto
desaparezcáis
de aquí,
disolver cualquier maleficio que hayáis echado
vos
o alguno de vuestros ayudantes:
por mí lo disuelvo contando con la ayuda de
Dios
y de los espíritus de luz:
Adonay, Eloim y Jehovam.
Quiero además,
atarte con el precepto formal
de obediencia,
para que no puedas permanecer,
ni volver,
ni enviar a otro,
ni perturbar esta casa,
bajo la pena de que seas quemado eternamente
con el fuego de pez y azufre derretidos.
(Se bendecirá toda la casa con
agua exorcizada
y se harán cruces por todas las paredes
con un cuchillo de mango blanco, diciendo:
"Yo te exorcizo, hogar-casa
para que seas libre
de los espíritus tentadores que te han hecho
su morada").
Así sea.
Así sea.
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