¡Oh gloriosa Santa
Helena!,
que al monte fuiste y tres clavos trajiste.
Uno se lo diste a tu hijo Constantino,
el otro lo tiraste al mar para la salud de los
navegantes,
y el que quedó en tus preciosas manos
no te lo pido dado sino prestado,
para clavarlo en el corazón a ……
para que no tenga paz ni sosiego.
Espíritu de la luz que alumbras las tinieblas
de las almas,
alumbra el corazón de ……
para se acuerde de mí y solo de mí,
y para que impulsado por tu poderes,
todo el amor que tenga me lo de a
mí y solo a mí,
para que sea el esclavo-a de mi amor.
Tranquilidad no le des hasta que regrese a mí,
amante y cariñoso,
fiel como un perro,
manso como un cordero,
caliente como un chivato.
Que venga, que venga, que nadie lo detenga.
¡Oh! Ven, que yo soy la única que te llama.
Ven, ven, ven.
Cuerpo alma y espíritu de ……,
Cuerpo alma y espíritu de ……,
ven porque yo te
llamo,
yo te sugestiono, yo te domino.
Tranquilidad no has de tener
hasta que no vengas rendido y humillado a mis
pies
para que olvides a la mujer que tengas,
y vengas porque yo te llamo.
y vengas porque yo te llamo.
Ven, ven, ven ……
Porque yo te
llamo,
tranquilidad no
has de tener
hasta que a mis
pies estés.
Rezar nueve Avemarías.
Repetir durante nueve días o hasta que regrese la persona amada. Esta oración sirve para mujer u hombre.
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