¡Oh Virgen naciente,
esperanza y aurora
de la salvación para todo el mundo!,
vuelve benigna tu mirada maternal
hacia todos nosotros,
reunidos aquí para celebrar
y proclamar tus glorias.
esperanza y aurora
de la salvación para todo el mundo!,
vuelve benigna tu mirada maternal
hacia todos nosotros,
reunidos aquí para celebrar
y proclamar tus glorias.
¡ Oh Virgen fiel,
que fuiste siempre solícita
y dispuesta a recibir,
conservar y meditar la Palabra de Dios!,
haz que también nosotros,
en medio de las dramáticas
vicisitudes de la historia,
sepamos mantener siempre intacta
nuestra fe cristiana,
tesoro preciado
transmitido por nuestros padres.
que fuiste siempre solícita
y dispuesta a recibir,
conservar y meditar la Palabra de Dios!,
haz que también nosotros,
en medio de las dramáticas
vicisitudes de la historia,
sepamos mantener siempre intacta
nuestra fe cristiana,
tesoro preciado
transmitido por nuestros padres.
¡Oh Virgen poderosa,
que con tu pie aplastas la cabeza
de la serpiente tentadora!,
haz que cumplamos, día tras día,
nuestras promesas bautismales,
con las que hemos renunciado a Satanás,
a sus obras y seducciones,
y sepamos dar al mundo
un gozoso testimonio de esperanza cristiana.
que con tu pie aplastas la cabeza
de la serpiente tentadora!,
haz que cumplamos, día tras día,
nuestras promesas bautismales,
con las que hemos renunciado a Satanás,
a sus obras y seducciones,
y sepamos dar al mundo
un gozoso testimonio de esperanza cristiana.
¡ Oh Virgen clemente,
que siempre has abierto tu corazón maternal
a las invocaciones de la humanidad,
a veces lacerada por el desamor
y hasta, desgraciadamente,
por el odio y la guerra!
enséñanos a crecer, todos juntos,
según las enseñanzas de tu Hijo,
en la unidad y en la paz,
para ser dignos hijos
del único Padre celestial.
Amén.
que siempre has abierto tu corazón maternal
a las invocaciones de la humanidad,
a veces lacerada por el desamor
y hasta, desgraciadamente,
por el odio y la guerra!
enséñanos a crecer, todos juntos,
según las enseñanzas de tu Hijo,
en la unidad y en la paz,
para ser dignos hijos
del único Padre celestial.
Amén.
SS Juan Pablo II.
(Wadowice, Polonia, 18 mayo 1920-
Ciudad del Vaticano, 2 de abril de 2005).
No hay comentarios:
Publicar un comentario